Esencia...

Cementerio…, sagrado lugar que se queda con TODO lo que se tuvo, mientras duró…, es lo que fue y no deja de serlo, por tanto no morirá...

Tú que guardas restos y desvaneces, pero te quedas con su esencia, mientras no me olvides…, no moriré.

domingo, 23 de mayo de 2010

Fallo del fallar de la memoria...


¿Recuerdas lo de antes?, mientras reposo lo que hiciste y has dejado de mí, hago reproches a mi memoria, y le pregunto a ésta desequilibrada, porqué si confiaba en su fatídica misión, ahora le da por tener mención, no quiero volver a elegir entre ella y la flaqueza del olvido, una esperanza inútil.


Gris es el abismo donde vas, mientras mis pasos me conducen al averno, toco tu beso en mi piel y apago mis ojos mientras tú me jalas contigo y sin ti, corazón sombrío, ya no más, hice mi sentencia y el resultado no disponía de vuestra unión, ya no más, un día de estos lo he de lograr, careces de color y yo no tengo más que un desgastado carboncillo, te cansaste de mis tristes líneas fantasiosas.


No volveré a creer, no de nuevo, mi sustancia no me permitió ser a mí, doblegándose en tu poderío, no controlo la cólera de que pasó frente a mis manos y no lo detuve. Ahora mis dedos tocan el líquido color carmín que brota del suplicio, y no te volveré a encontrar, a ti, si, ese que fuiste en un arrebatado y accidental instante, luego ver por la ventanilla alargar una distancia y el impacto de tus caderas en sentido contrario. En mente solo dejarte atrás, que nunca te vi, nunca te tuve.


Luego de verte hoy, sobre aquel pasaje entre tanta muchedumbre, me quise detener, una culpa, el orgullo, mi deseo y falta de valor, algo se interpuso y me fui entre la corriente, cincuenta palabras mencionadas llegaron a tu hastío y hoy tengo un juego con solo dos, no te las marco, ya no después de tanto exponer, solo la confusión, solo tu respuesta bastará para el rumbo de lo perdido. Todo fue por ti, no lo ves, y peor yo nunca te vi hacerlo. Y aunque lo prometiste, ya no te creo, ya no.


Todo por el desliz de la memoria, el fallo se su saber fallar, si todo estaba en dirección.

Como la paradoja, eres.

viernes, 14 de mayo de 2010

Juicio a un final...


Cuántas veces susurraré al vacío un término de predilección a tu indolente persona, e inútilmente, contaré las mentiras a estas páginas, reproduciré tu imagen dentro de este negro café y tararearé la misma canción.


Y para qué dar detalles, teniendo presente tu autonomía, imagino querido que alguien te despeina, acaricia tus labios, cierra los ojos y te ama al oído.
Cuánto más durará el mismo crujido retumbante en mis sesos y tragarlo como zombi hambriento del elixir sagrado del olvido.

No quiero saber cuánto más, no quiero saber el día del juicio a un final, sin haberte vivido como el pecado que cargo en mi conciencia. Aún no necesito penitencia.

sábado, 8 de mayo de 2010

Una noche, solo una más y otra.


Una noche, solo una más, y todas las que nos restan, la luna me acompaña en la espera inútil hacia ti, esperando que aparezca tu luz ante mis ojos, y hablo con la luna y le pregunto ¿Dónde estás? ¿Quién te acompaña hoy? y si te acordarás de mí, vuelvo a voltear hacia el lugar de donde entre las sombras llegas y tener la dicha de verte aparecer, y mi opción es nula al ver tu luz apagada, y pienso ¿Quién te ha de tocar? y cuáles son tus anhelos, sintiendo la inquietud disimulada por saber que no tengo extensión alguna para hacerte un reclamo, y cierro mis ojos y veo cómo las nubes tapan las estrellas, extiendo mi mano al el firmamento, lo quiero evitar ,les grito que no, que me dejen verlas, soplo contra ellas, ¿Quién te cubre con su ser?, así como ellas tapan los astros del mismo firmamento, ¿Quién cubre la bondad de tu existencia ahora?, que no es de mía y ni siquiera del todo tuya, si no de las fuerzas naturales para hacer otra, que eres tú.

Siento no poder más, escucho una y otra vez la canción que te canté para que se volviera nuestra, y mis parpados pesan aún más a razón de los tuyos que se han de encontrar con gran júbilo y lo que te rodea. Siento que mi cabeza estallará, y no pierdo la esperanza de que llegues, me escondo detrás para que no sepas que me encuentro aquí, solo quiero saber si llegarás, como cada noche, y aunque hoy me lo dijiste una vez más al marcharte, quiero que sepas que mi puesto se encuentra igual, aunque no soy lo que esperas, siento el temor del desencanto. Me marcharé para no perturbarte más, que lo que sea que hayas vivido, lo regocijes sin mi inoportuna mediación, corriendo el trance de tu olvido mientras sigues en mi gastada memoria. Aterrizaré en la luna para soñarte, como ayer, y velar juntas de tu sueño, y que como tú, ella y yo sabemos, mañana nos reuniremos otra vez para seguir tus pasos, una noche, solo una noche más, y todas las que nos restan.

lunes, 3 de mayo de 2010

Sin dirigir mi timón


Y regresé sin dirigir mi timón a donde nunca estuve, si mi brújula siempre me guía mal y ahora debo darle las gracias, si para hallarse me tengo que ir, hermana, tu cometido aunque no ha sido tu esencia, lo has hecho a la perfección.
Al estado de no cambiar ni mi más agudo dolor, ni mi más inhibida existencia, porque el algo conlleva a otro hacia otro, y darse así la cosa para no fiarse en la suerte, más que en tu mano que sin pudor puede.


Y tú, joven, que todos tratan de arraigarte, vivirte más que en vida mi vida, cruzarte a más que un punto y detenerte con temor a acabarte para sí, y que esa extraña aparición no llegue, aléjese señora, no dé un paso más que esto aún no termina, si finalmente todos te cargamos sobre la espalda, de favor ahora no quiera bajar, que queda aún más por recorrer y siento tu pesar y frialdad como tantas veces me has hecho saber que no te vas, los colores que te representan, también lo hacen para mi estancia por aquí, si ese hombre me guía hacia las nubes claras y de pronto me encuentro entre su negrura, en la electrizante energía para bajarme a la tierra en rayo hacia mi cruz.


Y regresé sin dirigir mi timón, aunque nunca estuve en ti me establezco, joven, sobre ti paso a trepar desde tus raíces y entre tus ramas, aunque tus roces me corten, marcan el sentido de estar en algún lugar, dejo que tus hojas me acaricien para luego dar lugar a que como en otoño caiga el olvido y el señor que llaman pasado, dejé a la niña que se aferraba a tejer las hojas de los árboles, para que no pasara el tiempo y detenerte a mi lado, encontré mi vocación, y es perturbar los sentidos y convertirme en uno de ellos, para verte mudar a ti y lo que tuve, y solo eso. Dejarlos ir sin que brote algo en su anhelo.


No lo llamo saber perder, solo sé que no fueron de mi pertenencia, pero me pude robar en un instante parte de su espíritu, y usted, elegante señora que representa no más que una fuerza que a todo ha de llegarle, usted es testigo de todo lo engendrado, imagino que la burlo cuando siento cerca su brisa, su Hoz mágica ha roto mi vestido, y rio ante su hechura pero no me derribo, no apagarás mi creación, solo tendrás mi cuerpo pero mi alma ya desnuda seguirá vagando.

Señora, lléveme como llevé mi vida, solo en un arrebato de mi alocado status, vístame de su elegancia que la caracteriza y no importa que tan modesta sea la forma, que al fin y al cabo de esta vida ya tuve lo que quería.


Fuerza que eres viento, sólo tú no me abandones, que naufrago siendo un simple mortal.

Inmortaliza.


Que regresaré sin dirigir éste timón… como el de cualquier capitán.